Entrada: Taller en la Escuela de Presidentes

Taller en la Escuela de Presidentes

Recientemente, tuve el honor de impartir un taller para la Escuela de Presidentes, donde exploramos la profunda conexión entre nuestras experiencias personales, nuestras virtudes y la vocación al servicio público. Agradezco a CPIL y KAS por la confianza.

Quiero compartir con ustedes una reflexión sobre este evento que me ayudó personalmente.

Debo admitir que tuve mucho recelo al empezar. Como sacerdote, nunca había tenido la oportunidad de trabajar con un grupo de políticos jóvenes con aspiraciones de llegar a ser presidentes. 

Me imaginé que me encontraría con personas llenas de ego y con dificultades para trabajar en equipo. Por eso, planteamos el taller para conocer a cada uno, y mucho trabajo en grupo.

Pero la sorpresa fue muy grata. El grupo fue muy participativo y lleno de empatía.         

Cada participante contó su historia personal utilizando las noticias de la portada del periódico del día en que nacieron. Esta actividad no solo permitió un viaje introspectivo a nuestros inicios, sino que también mostró cómo los eventos de aquel momento histórico han influenciado nuestras vidas y formas de ser.

Reconociendo Virtudes en los Relatos Personales

Después de compartir nuestras historias, cada participante destacó tres virtudes que más les llamaron la atención en los relatos de los demás. Reconocer y valorar las virtudes ajenas nos ayuda a construir una comunidad más cohesionada y orientada hacia el bien común.

Pasamos a la clase formal, donde empecé haciendo el mismo ejercicio y, en base a la portada del Diario El Comercio del día en que nací, expliqué mi realidad, la historia de mis padres y de mis dudas al momento de las dificultades para ser sacerdote. Toda vida de servicio requiere esfuerzo.

Dudé mucho sobre compartir estas cosas más íntimas, que de alguna forma mostraban mi vulnerabilidad, pero en eso consistía el ejercicio, para encontrar el camino hay que partir del autoconocimiento, y de la confianza en los demás.

La Vida de Servicio: Un Camino Hacia la Plenitud

Siguiendo las enseñanzas de Víctor Frankl, en la vocación del político, este propósito debe ser el servicio. Solamente una ética personal sólida permite superar los intereses mezquinos, los egoísmos, la desilusión y mantener una perspectiva amplia que nos ayuda a afrontar los problemas con mayor resiliencia.

«La vida solo cobra sentido en la medida en que se vive al servicio de un propósito mayor que uno mismo.» Víctor Frankl

Una vida de servicio nos hace más completos porque nos conecta con algo más grande que nosotros mismos. Al entregar nuestro tiempo y esfuerzo en beneficio de los demás, experimentamos una profunda satisfacción y un sentido de pertenencia.

El servicio nos ayuda a desarrollar empatía, compasión y una comprensión más profunda de las necesidades de nuestra comunidad. Además, nos enseña humildad y nos recuerda que, aunque podemos influir en nuestro entorno, siempre hay un propósito mayor guiando nuestras acciones.

Aprender de la Adversidad

Todos encontraremos dificultades en el camino, lo importante es no perder la esencia, no considerarnos víctimas. Consideramos la vida de Edith Eger que pasó por un dolor muy grande, en el Campo de Concentración Auschwitz, su libro es una emocionante historia de superación sobre la capacidad del ser humano para sanar y vencer la adversidad.

«Es posible que quienes nos hieren y nos odian se puedan convertir en nuestros maestros.» Edith Eger

Esta lección es crucial para los líderes, pues nos invita a ver en las dificultades y en quienes nos desafían una oportunidad de crecimiento y aprendizaje.

En definitiva, luchar por una vida con sentido implica reconocer que nuestro sacrificio vale la pena cuando está orientado a un propósito trascendente. Este reto de descubrir nuestro propósito de vida y dar una mirada trascendente es fundamental para nuestra labor.

La Vocación al Servicio Político

Dios nos ha dado muchos talentos y a estos jóvenes les ha llamado a servir desde la política a sus hermanos ecuatorianos. La vocación es un llamado divino a usar nuestros dones para el bien común.

En el caso de estos futuros líderes, su vocación política no es solo una carrera, sino una misión que viene de lo alto. Al responder a este llamado, están siguiendo el ejemplo de Cristo, quien vino a servir y no a ser servido. Su responsabilidad es grande, pero también lo es la oportunidad de hacer el bien y transformar la sociedad.

El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. Mateo 20, 28

El taller fue un espacio enriquecedor para reflexionar sobre nuestra misión como líderes y el impacto que podemos tener en la sociedad. Luchar por tener una vida con sentido, donde el sacrificio personal se vea reflejado en el servicio a los demás, es una aspiración noble y necesaria.

Gracias a Verónica Cando Benavides y Johannes Hügel por la invitación. Voy a rezar por todos los que ahora hacen la Escuela de Presidentes para que siempre busquen servir, y nunca servirse de los demás.

Escribo sus nombre para que también les incluyan en sus plegarias: María José Agusto Álvarez, Leonardo Maroto, Luis Daniel AbarcaWilder Alfonso Anilema CastilloAna Belén Chóez VergaraAndrea Romo PérezJENNY SABAGAY CUEVAJuan Martin Morales Del SaltoKelvin GonzalezJuan José Sabando CárdenasFrank Villalva AguirreTANIA GABRIELA VASQUEZ PAREDESGabriela GuerreroMirian Johanna Méndez Yazán Emilia Garcés Pérez y Jesus Longo.

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